Manucho y su Duende, Dindi
El pintor argentino Miguel Ángel Guerreiro, nacido en Río Tercero y formado en la ciudad de Córdoba, reside en Madrid adonde llegó acompañando a Manuel Mujica Láinez en 1982. Artista de fuerte personalidad, transita una etapa figurativa en su pintura, en esta época en que la mayoría de sus colegas pinta abstracciones. Sus cuadros me transmiten una atmósfera teatral, onírica, que captura algo de la magia cosmopolita que brota de la literatura de su amigo y gran escritor argentino. Dueño de una personalidad que se tutea con el surrealismo; compañía indispensable a la hora del humor más frontal, inteligente, disparatado e histriónico, nos pasea en su paleta a modo de carruaje por paisajes, objetos, rostros y figuras humanas cargados de luces, sombras, colores y sugestión. Sus bodegones (naturalezas muertas), muestran una suntuosa gama de colores, brillos y texturas, donde géneros, maderas, frutos, vidrios y metales parecen despegarse de la tela y colocarse al alcance de la mano de quien los contempla. Sus retratos, algunos de ellos encargados por artistas de la talla de Charo López, Nati Mistral y Constantino Juri entre otros, parecen captar la esencia humana de los personajes a través del gesto, rodeados además de objetos íntimamente ligados a la vida del protagonista los que, a modo de escenografías, componen una imagen sutilmente dramática, de un realismo casi fotográfico.
Entre lo mucho que atesoro de nuestra larga amistad, están algunas obras suyas que, desde las paredes de mi casa, todavía me deleitan después de años de adquiridas. Si les seduce la idea de dar un paseo a sus ojos, visiten su sitio
http://perso.wanadoo.es/maguerreiro
donde podrán ver una pequeña parte de su importante obra de la que en la actualidad, solo hay unos pocos ejemplares en nuestro país, fuera de los pertenecientes a particulares. Su alter ego Dindi, en cambio, reside en la novela "El escarabajo" de Manuel Mujica Láinez -a mi juicio una de las obras mayores del autor de la monumental Bomarzo- donde protagoniza parte del capítulo sexto. Estas dos identidades, profundamente humana una, mítica la otra, renacentistas ambas en su rica complejidad, me han obsequiado para compartir con ustedes esta humorada de Manucho, en relación con el más célebre (no entiendo por qué) y popular poema de José Martí. Según Dindi-Miguel Ángel Guerreiro, Manucho escribió la continuación del poema, luego que su nieto Diego se lo recitó cuando acababa de aprenderlo en el colegio. Era su costumbre, según relata Dindi, escribir estos pequeños poemas en broma en trozos de papel, que luego pasaban de mano en mano entre sus colegas de la redacción de La Nación, periódico del que era destacado colaborador.
CULTIVO UNA ROSA BLANCA
EN JUNIO COMO EN ENERO
PARA EL AMIGO SINCERO
QUE ME DA SU MANO FRANCA.
Y PARA EL CRUEL QUE ME ARRANCA
EL CORAZÓN CON QUE VIVO
CARDO NI ORTIGA CULTIVO
CULTIVO UNA ROSA BLANCA.
(José Martí)
AUNQUE ME MIRE CEÑUDO
CARDO NI ORTIGA LE DOY
Y SI LO HAGO ES PORQUE SOY
FRANCAMENTE UN PELOTUDO.
QUE ME GANE AL PUNTO Y BANCA
QUE ME RETUERZA EL COGOTE
NO IMPORTA SOY UN PAVOTE
CULTIVO UNA ROSA BLANCA.
ASÍ QUE SI POR AHÍ
ME VEN CON LA ROSA AMIGA
PERDÓNENME QUE LES DIGA:
ME CAGO EN JOSÉ MARTÍ.
(Manucho)
He querido compartir, además del simpático e ingenioso texto inédito de Mujica Láinez, el conocimiento de este talentoso artista plástico argentino. Se me dirá, con cierta razón, que no soy objetivo. Les aseguro que tampoco soy exagerado.
Abrazos para todos
Jorge Jaurena
Septiembre 2006