De Todo Bastante

Compartir mis impresiones sobre lo que pasa a mi alrededor.Si alguna vez logro instalar una sonrisa, una emoción o contribuyo a sembrar o cosechar una idea, sentiré que este espacio se carga de sentido. Este blog no tiene posición política partidaria, al igual que su autor. Por lo tanto, se publicarán textos con cualquier orientación al respecto, siempre y cuando los considere de interés para compartir.

Nombre: JTONIG
Ubicación: Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Jorge A. Jaurena Nacimiento: 23/11/1949 en Buenos Aires, Argentina.

22.11.06

Benavente y uno de Borges - Pensamientos

El amor es como Don Quijote, cuando recobra el juicio es que está para morir.
<>
Perdonar supone siempre un poco de olvido, un poco de desprecio y un mucho de comodidad.
<>
Solo temo a mis enemigos cuando empiezan a tener razón.
<>
El origen de todas las grandes fortunas es la falta de delicadeza.
<>
La peor verdad solo cuesta un gran disgusto; la mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños, y por fin el disgusto grande.
<>
Mucha buena gente que sería incapáz de robarnos el dinero, nos roba sin escrúpulo alguno el tiempo que necesitamos para ganarlo.
<>
En la pelea se conoce al soldado; solo en la victoria se conoce al caballero.
<>
El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo; la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.
<>
La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe.
<>
Los artistas han convenido en que lo mas pintoresco y característico de cada pueblo es la roña, sea material o espiritual.
<>
El que es celoso no lo es nunca por lo que ve; con lo que se imagina basta.
<>
Nunca como al morir un ser amado, necesitamos creer que existe un cielo.
<>
Siempre es mas noble engañarse alguna vez que desconfiar siempre.
<>
Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte pueda ser cuestión de talento.

Fuente: Revista Ñ - Número 164

Para el final, uno de Borges (no puedo estar sin él) casi textual pero confiando en mi memoria:

El mundo tiene solo dos aberraciones: los espejos y la cópula. Ambos reproducen a la gente indiscriminadamente.

Otro mas y son.....¡57!

Y me parece mentira. A todos nos parece mentira a partir de cierta etapa de la vida el número que representa el tiempo que hemos permanecido en el planeta. Es frecuente también que los tiempos entre balances se reduzcan y la tarea se vuelva mas consciente y abarcativa. ¿Cuanto de nuestro tiempo pasado y presente nos pertenece realmente? ¿Cuanto del tiempo que aún nos queda nos pertenecerá? He terminado un año más de mi vida con estas y otras preguntas que trataré de ir contestándome con lo que comience a ocurrir a partir de mañana. Ha sido un año intenso, interesante, con descubrimientos y redescubrimientos. He inaugurado este espacio multitemático, desde el cual no pretendo enseñar nada, solo compartir miradas. Entregar mi aporte a la mirada general y recibir la mirada de los otros; ir construyendo la diversidad que me siga enriqueciendo. Este año ha sido el de la retrospección. Apartado de la potente vida social que me ha caracterizado, economicé energías -de esas que ya no me sobran- para dedicarme a mis familiares y amig@s destinatario de mis afectos más íntimos, que siempre están y no demandan de mi porque ya saben que me tienen. El contacto con el pensamiento filosófico, ha puesto en duda -saludable duda- muchos de los valores que he sostenido como inamovibles. Se ha abierto delante de mi un horizonte de indagaciones que parece no tener fin y, a veces, me parece que es poco el tiempo que dispongo y el que me queda par leer, discutir, escuchar. Estuve desconectado muchos años de la lectura y la música, dos puntales de mi formación humanística. Espero el momento de contar con los medios para mudarme a un lugar tranquilo, donde disfrutar de la naturaleza y leer, meditar, escuchar, sembrar y cosechar. Añoro un espacio poblado de los sonidos y las imágenes que elijo; compartido con las personas que he elegido y que me eligieron. Pocas, tan pocas como excelentes. Allí proyecto continuar con esta nueva vida que he comenzado después de trasponer el umbral de la mitad de mi vida. Esto es lo que deseo para mi; ayúdenme con la fuerza del deseo de ustedes para ir edificando mi proyecto. y no tengan duda alguna: LOS CUMPLO MUY FELIZ. Jorge Jaurena 23 de noviembre de 2006

20.11.06

Reflexiones sobre Amor, Recelo, Ideas e Ideologías

Hace ya bastante tiempo que me ocupa la idea del pensamiento colectivo; ese pensamiento que se va gestando entretejiendo las partes y conformando un tejido de masa crítica que define la idiosincrasia y distingue a las sociedades nacionales entre si. Convencido como estoy de que las grandes soluciones que necesita el mundo no surgirán de una sola galera, me preocupa no encontrar respuesta a una pregunta que, a esta altura, me parece casi metafísica: ¿Cómo pensar "con" los otros sin dejar de ser uno y mismo, reconocible como uno mismo para uno mismo y también para esos otros, desde la otredad que nos proporciona ser otro cuando el otro es uno mismo para si mismo; viviendo -además- en la Argentina y sin morir en el intento? No estoy muy seguro de que el galimatías sea ineludible, pero no encuentro de momento otra manera de expresar lo que quiero decir. Resumiendo sería, mas o menos, tomar la idea de que todos somos "uno" (para uno) y también somos "otro" (para otro).
<>
Un nuevo entredicho por cuestiones de interpretación política con una amiga con quien hemos tenido muchos a lo largo de nuestra larga y entrañable amistad, puso sobre el tapete de mi pensamiento una idea que no había notado allí anteriormente... no al menos de manera tan explícita: la idea de desconfianza ideológica en el contexto de las relaciones personales afectivas. Concretamente, después de disentir conmigo, terminaba su correo electrónico enviándome "besos desconfiados". Esta imágen disociada del beso y la desconfianza (casi un oxímoron) me agitó las neuronas. ¿Se puede querer (amar) a otro de quien se desconfía, o de cuya producción intelectual se desconfía? Evidentemente, lo que me está molestando al pensar esta situación es la cuestión de la desconfianza. La cuestión, no la palabra. Pienso que si la desconfianza está referida al valor de la producción intelectual del otro, implica un grado de descalificación de esa producción y, en alguna medida, una subestimación intelectual de ese otro, fundada o no. En este caso, quedaría planteado el interrogante de si la desconfianza va dirigida al aspecto ético; ahí la cuestión se pone para mi mas brava. Pero en ambos supuestos tendría elementos para sentirme no reconocido (no totalmente, al menos), ya que en todo caso en el terreno en discusión, ambos somos igualmente empíricos. Cuando discrepo ideológicamente con alguien en cuyas cualidades éticas confío absolutamente -por ejemplo mis amigos- los disensos, aún los mas radicales, quedan en el campo de la diferencia, de esa diversidad desde la cual, necesariamente, queremos (amamos) a otros que además, piensan desde su condición de otros, como nosotros. El cuestionamiento es a la idea no al sujeto. Al menos en mi caso, cuando no reconozco los valores éticos a un individuo, ingresar en la discusión de ideas me parece innecesario e, inclusive, pura pérdida de tiempo. No puedo hablar "con" el otro sino a partir de una inmanencia que es la ética; en tanto mis límites me permitan reconocer en el otro una postura ética que no necesariamente debe coincidir con la propia, y ambos reconozcamos valores comunes fundameantales como son -por ejemplo- la libertad y el respeto por el semejante, como tal y en tanto otro. Si desconfiamos del análisis que el otro hace de un hecho de la realidad ¿es porque el reduccionismo argentino todo lo remite al limitado espacio de las ideologías, mas allá del cual todo es o se torna tenebroso y confuso? El pensamiento diferente ¿es por eso mismo, sospechoso? A ver si soy capaz de expresar cual es para mi la diferencia entre idea e ideología. Voy a intentarlo desde lo que, subjetivamente, ambos conceptos me llevan a pensar.
<>
Las ideas, en parte, nos definen como individuos y son parte de nuestra subjetividad. Suelen ser el medio por el cual dotamos a nuestros actos de un marco ético. En tanto constitutivas de la subjetividad, son inatacables (pero no indiscutibles) en tanto queramos evitar el avasallamiento de la subjetividad del otro. Quiero decir con esto, que podemos disentir fuertemente con la idea del otro, sin apartarnos del otro; sin reducir al otro al esquema "es lo que piensa"; en tal caso, es "también" lo que piensa. Cualquiera de nosotros es mucho mas que nuestro pensamiento, de lo contrario, todos seríamos -por ejemplo- ladrones, asesinos o violadores. ¿Quién no tuvo alguna vez, -desde la fantasía al menos- la tentación de apoderarse de lo que no puede tener, suprimir -con alguna de las muchas formas de supresión- a quien se opone, o acceder contundentemente a la persona destinataria de nuestro deseo? La idea de la supresión del pensamiento opuesto que se resiste está claramente presente en la descalificación de la idea; en la situación de la otra idea en el rincón de donde podemos o no dejarla salir. La supresión de lo otro por la descalificación o el desconocimiento liso y llano. La desconfianza como reflejo casi físico ante la idea diferente, pretende aislar por temor a la contaminación de lo que reconoce como propio o mismo. Esta fuerte caracterización del otro según sus ideas, ha sido históricamente responsable de mucha violencia. Considerar que el otro "es" únicamente lo que piensa, podría ser el camino a sostener que solamente suprimiendo al otro se logra suprimir la idea. No voy a dar ejemplos; los tenemos en abundancia desde todos los tiempos de la historia. Pero cuando Domingo Faustino Sarmiento enuncia el "bárbaros, las ideas no se matan" ¿qué quiso significar? 1) ¿Que las ideas no se matan, pero sí se mata a quienes las sostienen? 2) ¿Que matando a quienes sostienen determinadas ideas no se logra suprimirlas, porque sus propias ideas los sobreviven?
<>
A diferencia de las ideas, las ideologías suelen constituirse en un fin en sí mismas y como tales, exigen que todo acontecer se ajuste a sus postulados. En el altar ideológico puede sacrificarse mucho y a muchos, sin importar cual sea el precio en términos de privaciones y hasta de vidas humanas. La pureza del dogma ideológico no admiten a veces mas desviaciones que las que benefician a la élite burocrática encargada de su implementación y custodia. Según pienso las ideologías, son las ideas organizadas en cuerpos o construcciones dogmáticas a menudo con fuerte impronta teórica y, como tales, resisten todo intento de flexibilización frente a la realidad compleja. La flexibilidad es tomada por el ideologista como desviación o síntoma de relativismo. Aquí distingo claramente al ideologista del idealista. El ideologista se atrinchera y piensa desde la ideología; el idealista persigue un fin superior, a veces una quimera, y utiliza las ideas como instrumento, no como un fin en si mismas (ensi-mismadas) He sido -y sigo estando- acusado en varios momentos de mi vida de no estar comprometido ideológicamente, pero no me ofende porque, en primer lugar es verdad, y porque en esa ausencia de ataduras ideológicas es en el único marco en el que me siento capáz de pensar. No entiendo la actividad de pensar como un continuo rumiar en torno de lo ya pensado. El dogmatismo no es atributo excluyente de instituciones ideológicas; a veces un individuo se erige en teórico de su propio pensamiento reuniendo sus convicciones en una especie de corpus que termina constituyéndose en su dogma particular. Fuera de esa construcción le resulta difícil y hasta imposible pensar, y termina tratando de imponer a quienes lo rodean las ideas que ha concebido o adoptado como válidas. Nada mas lejos de mi naturaleza. Pensar es la actividad de suprema libertad del sujeto. Si el poder de la mente pudiera penetrar esa intimidad, y el prójimo pudiera acceder al pensamiento de otro, la vida sería intolerable. Y es aquí donde vuelvo al lugar donde mis preguntas del comienzo encuentra el territorio ideal para sobrevivir - en tanto pregunta- saludablemente: "¿Cómo pensar desde uno mismo, con el otro?... etc, etc, etc. Jamás podría asumir la sagrada actividad de pensar rindiendo culto a otra persona o entidad. Y digo sagrada porque en su absoluta individualidad y unicidad, en su condición de atributo inherente, el pensamiento alcanza la característica de lo sagrado del hombre.
<>
Voy a situar mi pensamiento en la sociedad argentina, en nosotros, los argentinos como figura colectiva, porque es el espacio social que mas conozco empíricamente. Según mi experiencia, en la sociedad argentina rara vez hay lugar para que dos ideas diferentes puedan compartir desde la diferencia tiempo y espacio, ya se trate del espacio de una mesa de café, de una sobremesa o de un ámbito de discusión. Necesariamente una idea debe no solo imponerse sino suprimir a las que se le oponen. La agresividad, esa característica propia del comportamiento humano tan bien definida -entre otros- por Silvia Bleichmar en su libro "Dolor País", necesita -también en el terreno de las ideas- suprimir lo diferente, a pesar de que con ese mismo impulso de aniquilación reconoce a las demás ideas como otras (que me perdone Silvia por esta extrapolación de sus conceptos). He visto languidecer espacios de pensamiento potencialmente ricos por esa imposibilidad de articular el pensamiento propio con el del otro. Yo mismo incurro a veces en este desporpósito. Cada vez que lo hago, pienso luego en cuanto he perdido por no supeditar mis reacciones pasionales al interés mas trascendente de enriquecer mi pensamiento con el aporte del pensamiento del otro, o del otro pensamiento. Antes de proseguir, aclaro que mi propia observación es para mi mismo dudosa , por el alto grado de implicación de mi subjetividad respecto de estaa sociedad que pretendo "observar". Somos una sociedad básicamente irrespetuosa además de neurótica. Hay quienes sostienen que somos transgresores, pero el concepto de transgresión remite, en mi opinión, a una idea de creación de mundo que nuestra guaranguería cotidiana en acto está lejos de tener. Al igual que la violencia que sufrimos, tiene causas y objetivos insignificantes cuando no subalternos. Desde luego, ni la más remota relación con la teoría del caos, del cual podría surgir lo nuevo, el acontecimiento mayor. Tampoco con la noción de que la presencia de lo (que me es) ajeno puede enriquecer lo (que creo) propio. La confusión de los territorios del pensamiento y el de los sentimientos suele transformar una discusión sobre las ideas en un episodio bizarro, donde la realidad se supedita a lo que "debe ser". En el espacio dedicado al pensamiento colectivo, los sentimientos interfieren con una dinámica que, como su nombre lo indica, pertenece al accionar del intelecto. En tal caso, los sentimientos son en sí mismo respetables en tanto no pretendan exceder el ámbito de lo estrictamente subjetivo, con ánimo disuasorio ante el avance del cuestionamiento al propio cuerpo ideológico. El cuestionamiento de lo existente es el punto de partida para que el pensamiento de lo nuevo se dispare. ¿Como se puede discutir sobre las ideas, si fijamos las ideas como punto de inmanencia? Al igual que los niños que destrozan el juguete no con ánimo destructivo, sino para descubrir que hay adentro, los adultos deberíamos descomponer nuestras ideas (principalmente las mas potentes) para descubrir qué contienen y dónde están situadas. Sin este sano ejercicio de la propia curiosidad, muchas conversaciones se tornan insustanciales, quedan truncas, y la discusión se transforma en la descalificación y en una reyerta en la que nadie gana y perdemos todos . Como si todos los fracasos que han sido no hubiesen existido, la mayoría de nosotros creemos que nada bueno puede enseñarnos el otro que ya no sepamos, y si algo puede enseñarnos, no es bueno. Toda solución solo es posible si se siguen nuestras reglas y según nuestras propias convicciones; así, la persistencia en el fracaso es una profecia autocumplida, porque siempre hay del otro lado un otro que hace las cosas diferente de como pensamos que deberían hacerse. Estoy convencido de que no hay construcción dogmática que pueda dar respuesta a todas las preguntas de todos; ni solucionar todos los problemas en cualquier tiempo y lugar. Por lo tanto, considero lo más efectivo aportar a la discusión lo que cada uno trae como aprendizaje y como experiencia vital para ser utilizado por los demás como material de pensamiento. Si al principio he aportado mi definición de pensamiento colectivo como "ese pensamiento que se va gestando entretejiendo las partes y conformando un tejido de masa crítica que define la idiosincrasia y distingue a las sociedades nacionales entre si", observe cada uno la realidad según su propia lente, y aporte cada quien sus conclusiones. Pero volviendo un poco al término recelo contenido en el título, el que piensa diferente es, en prinicipio, sospechoso. Así ha sido y es, por ejemplo, entre la "izquierda" y la "derecha". Así ha sido también entre el peronismo y sus opositores, a quienes bautizaron gorilas. Al mismo tiempo, los antiperonistas (y no digo no peronistas) adornaron a la masa peronista con el calificativo de "aluvión zoológico". En ambos casos, una mitad de la sociedad argentina negó a la otra la condición de humana. Esta división entre quienes tenemos interés por lo colectivo, entre quienes pensamos que la política es el único instrumento conocido para ejercitar la democracia representativa (el concepto de representatividad, por ejemplo, podríamos comenzar a repensarlo), entre aquéllos que pensamos la democracia como el mejor sistema político de los que se conocen, los que aspiramos a que el sistema sirva para alcanzar el objetivo de que el ser humano sea el auténtico destinatario de todas las clases de bienes; esta división, digo, ha permitido, entre otras cosas, que la democracia se interrumpiera con frecuencia, con las trágicas consecuencias que todos conocemos y que todavía padecemos. No tendremos una democracia sólida si no somos capaces de acordar al menos algunos puntos fundamentales para la vida política y social. Si no logramos una democracia sólida, viviremos con sobresaltos que no nos permitirán enfocar nuestras mentes y nuestras energías hacia la concepción de un proyecto de país. Y si bien hoy -afortunadamente- no existen riesgos serios de golpe de estado, sigue latente el peligro permanente de los golpes de mercado que ya han puesto en jaque a las insituciones democráticas en dos oportunidades en poco más de una década.
<>
Esta misma amiga con la cual discrepamos tan fuertemente, me decía días pasados que considera la actividad de "pensar por pensar" algo propio de vagos. Que necesariamente la actividad de pensar debe estar destinada a una acción consecuente. Mientras mas me interno en el fascinante mundo del pensamiento, mas advierto que la única meta posible para tener en cuenta es la de mejorar a la especie humana. No habrá soluciones definitivas mientras el hombre no perfeccione el pensamiento. Solo el pensamiento será capáz de inducir al ser humano a la hermandad dentro de la especie. Todo lo que le sea arrancado al individuo en contra de su voluntad, volverá tarde o temprano a sus manos o irá a parar a manos de individuos tanto o más ambiciosos que el primero. El resultado de ochenta años de comunismo stalinista es la mafia rusa que, cuanto menos, es igual de insaciable que los zares e igualmente violenta. Solo el pensamiento logrará que entendamos que el otro es semejante, no igual; que el otro es otredad y diferencia, pero prójimo (próximo)...en ocasiones, muy prójimo. Jorge A. Jaurena Noviembre 2006