De cómo guardar el dinero, preservar el ambiente y otras cuestiones
Difícil de solucionar. He estado leyendo bastante sobre la historia de nuestro país y la cosa viene mal de entrada. Algunos de los males sociales que nos aquejan son -inclusive- "congénitos" es decir, ya estaban en el comportamiento de quienes vinieron a colonizar a sangre y fuego y viajaron con ellos en las carabelas, junto con la cruz, la espada y las sotanas. Eyectados de España por la falta de oportunidades, su condición de hijos “segundones” o simplemente por su propia mediocridad, toda clase de aventureros se abalanzaron a bordo de las carabelas para ir en pos del oro que en su venerable país les era esquivo. En el “nuevo mundo” pudieron sin rubores negar a los habitantes de estas tierras –inclusive- su misma condición de seres humanos, lo cual les franqueó el camino para toda clase de abusos y actos criminales en perjuicio de los pueblos originarios del continente, con la complicidad –ya entonces- de la iglesia de Roma. De todos modos, los llamados de atención, estas propuestas de examinarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias -como las que contiene el adjunto del e-mail que me mandó Betty Roveda- son interesantes porque invitan a la reflexión, y reflexionar y cuestionarse siempre es útil. ¿Cómo es posible que haya tanto sin solucionar cuando esa falta de soluciones –y rectificaciones- afecta negativamente a tantos de nosotros? A más de veintitrés años de recuperado el estado de derecho, la justicia sigue siendo uno de los invitados de piedra al momento de hacer valer los derechos de muchos y de exigir el cumplimiento de sus obligaciones a unos pocos. Para aludir a uno de los cuestionamientos que formula el autor o autora del archivo de referencia- en nuestro país la legislación impositiva tiene características de inequidad tales, que obligan a algunas personas y empresas a evadir impuestos para poder sobrevivir en su actividad. Otras veces -es cierto- la evasión es un acto de inconsciencia cívica, de avaricia, una demostración de poder o de "viveza criolla" (aunque los mecanismos de evasión, que suelen ser muy sofisticados, nacen de cerebros que no siempre han nacido en Argentina ni son "criollos"). Es este uno de los pocos países en el mundo -sino el único- donde el impuesto al consumo (IVA) es el de mayor importancia en la estructura de recaudación del estado y tiene una tasa del 21%. Así, cuando la señora de Macri -por ejemplo- manda a una de sus mucamas a comprar el pan, paga el mismo importe de IVA que mi vecina jubilada (miserablemente) del barrio de Constitución y que el ama de casa de cualquier villa de emergencia. Una estructura tributaria tan regresiva es uno de los síntomas más evidentes del subdesarrollo que padece nuestro país. Conste que no tengo ninguna antipatía por las personas "de posibles" ya que son quienes con su imaginación y empuje crean las fuentes de producción y riqueza que posibilitan el progreso de la sociedad. Pero pienso que en un sistema más equitativo, deberían aportar más al erario común que las personas de "imposibles", nada más. Si no logramos esto con un gobierno tan "progre" como el que tenemos ahora, ¿cuándo lo haremos? (Perdónenme la ironía) Pero claro, el IVA es -por sus mismas características- el tributo más fácil de recaudar...y el de más difícil evasión; muy caro -además- para las capas menos favorecidas de la pirámide económico-social que, a diferencia de los sectores más ricos, consumen en el país al 21% mientras sus conciudadanos de fortuna tienen la opción de hacerlo en el exterior, a tasas del cuatro, cinco o seis por ciento. Las personas de fortuna y las empresas medianas y grandes tienen, además, la opción de operar con y girar sus fondos a paraísos fiscales "off shore" donde quedan a cubierto de la voracidad fiscal. Un sistema tributario más equitativo exigiría un trabajo técnico y político muy arduo, un debate muy serio, y un esfuerzo intelectual de magnitud, todo lo cual restaría el tiempo necesario para llevar a buen puerto los "negocios" y los siniestros juegos de poder de l@s polític@s. Un cambio profundo demandaría -además- el uso prudente y transparente de los fondos públicos, lo cual entre nosotros reviste el carácter de una utopía digna de Tomas Moro. Por otra parte, la aplicación de una política fiscal más justa tocaría intereses que, entre otras cosas, son los que con sus coimas y prebendas vuelven millonari@ a cualquier muert@ de hambre que tiene la suerte -no el mérito- de acceder a algún cargo ejecutivo o legislativo en el estado. Los mecanismos de evasión fiscal suelen ser más sofisticados cuanto mayor es el poder económico del evasor; no solo porque puede pagar los honorarios profesionales más altos para que esos mecanismos sean diseñados por los especialistas más diestros, sino porque puede comprar las voluntades que desde el estado hacen como que no advierten sus maniobras (porque si vas a evadir yo te dejo, pero hacelo tan difícil como para que podamos creer que nadie se da cuenta). En fin, el “problema argentino” es muy complejo por donde se lo mire y me parece que con mirarme al espejo en soledad no voy a solucionar mucho; pero algo seguro que voy a encontrar para mejorar. Fíjense que todo lo que estoy escribiendo lo pensé mientras me miraba al espejo que quedó empañado para siempre. Generalmente nosotr@s, l@s ciudadan@s "de a pie", pagamos muy caras nuestras equivocaciones graves porque no tenemos "colchón" que nos amortigüe el golpe que sobreviene al error. Por ejemplo, a diferencia de lo hecho por la ministra de economía, Felisa Micheli, no creo que pudiera dejar –sin perecer en el intento- en alguno de los dos baños de mi departamento, una bolsa con cientos de miles de pesos -si los tuviera- a pesar de que los únicos que entramos en esos baños somos mi pareja y yo, salvo los miércoles cuando viene a limpiar La Sarita de Tormes, nuestra colaboradora doméstica, tan aplicada en su tarea que seguramente inundaría el baño de todas maneras con bolsa y todo. Supónganse que en ese trance un inspector de AFIP llega a nuestra casa, nos pide pasar al baño con urgencia y encuentra la bolsita; y supongan también que el funcionario pone en evidencia el hallazgo en lugar de guardarse la bolsa de dinero y -aliviada ya su vejiga...o lo que sea que haya vaciado- levanta un requerimiento de información exigiéndonos justificar el origen de ese dinero. No me veo pidiéndole sesenta mil dólares prestados a mi hermana para tenerlos a mano por si en una de esas se me ocurre comprar un departamento, Primero, porque mi hermana no los tiene. Segundo -y principal- porque como no tengo contactos políticos -importantes o no- que me otorguen la impunidad necesaria para auspiciar semejante disparate intentando tomar por idiota a todo un país, seguro me sacuden con toda la penal tributaria por la cabeza. En la Argentina, l@s soci@s del poder pueden equivocarse con mucha tranquilidad ya que sus "errores", por delirantes que resulten, cuentan con la cobertura del poder, del mismo poder corrupto que l@s habilita y l@s utiliza. Un ejemplo: (para tomar el más reciente tanto que -para mí- nació esta mañana) Romina Picolotti, secretaria de estado de medio ambiente y desarrollo sustentable no viene de "la política". Hasta su designación en su cargo actual, era una ambientalista que luchaba desde Gualeguaychú por la interrupción de la construcción de las plantas de procesamiento de celulosa en Uruguay. Acabamos de enterarnos de que esta señora ha nombrado trescientos cincuenta familiares y "amig@s" en el área gubernamental a su cargo. ¡TRESCIENTOS CINCUENTA! ¿Quién tiene trescientos cincuenta parient@s y amig@s -tan amig@s- como para ser nombrad@s en un cargo público por su única condición de amistad, o tan sobresalientes como para ser convocad@s por sus méritos personales e intelectuales? Si tal tocad@ por la mano de la Providencia existe, l@ envidio...patológicamente l@ envidio, porque además de tener todas sus noches de sábado ocupadas, deber ser, a su vez, un verdadero pozo…(?)...de sabiduría. Y se los digo yo que tengo parientes y amig@s muuy inteligentes... ¡PERO NO TRESCIENTOS CINCUENTA! Sería interesante pensar cuáles son las posibilidades de que semejante avalancha de talento se produjera. A mi, por ejemplo, lo que se me ocurre preguntarme (y ahora preguntarles) es hasta dónde el movimiento "ambientalista" -un ámbito de genuina acción política de los pocos con que cuenta la Argentina estemos de acuerdo o no con lo que exigen y aún con los métodos que utilizan, se mantiene "virgen" de la seducción de los negocios de la política. ¿Habrán existido concesiones a los "ambientalistas" a cambio del "préstamo" de una de sus figuras principales y de mayor predicamento mediático para encubrir negocios? Hay denuncias (¿serán verdaderas?) de particulares que aseguran haber tenido que pagar "peaje" para cruzar el corte hacia Uruguay por cuestiones urgentes, incluso -según la denuncia de una señora- para llegar al sepelio de su madre. ¿Será que este escándalo nuevo que quiero estrenar contigo revelará la presencia de otro nido de corrupción poblado de hambrientos polluelos de picos muy abiertos? Veremos veremos, después lo sabremos. ¿Será la desabrigada Evangelina Carrozo una próxima secretaria de estado? ¿Abandonará llegado el caso la curvilínea entrerriana -reina de algún carnaval- las redituables huestes tinellianas para asumir el apostolado de la función pública (¡púbica no, pública dije! ¡qué cosa..!)? Si lo hiciera ¿qué pediría a cambio de bajarse de los patines por un sueño? (Una canción=un sueño; un bailongo=un sueño; una patinada=un sueño. Como dijo un periodista con gran inteligencia: "la necesidad convertida en sueño" (por uno de estos magos que la Argentina produce cada tanto, agrego yo) ¿Qué le pedirían en ese caso por hacerlo? ¿Tendría Evangelina -con tantas curvas y contra-curvas como exhibió en la gracias a ella inolvidable cumbre presidencial en Europa- chances de acceder a la conducción de Vialidad Nacional, por ejemplo? De todos modos, hice el ejercicio de ir hasta el espejo más próximo y mirarme a la cara. Encontré algunas cosas interesantes, pero no tantas. El único cambio en el que confío es en un cambio de conducta colectivo que no creo que se produzca como resultado de la suma de todas nuestras individualidades expresadas en voluntades. En nuestra sociedad el cambio se producirá solamente como producto de profundos y dolorosos traumas recurrentes –pero no contingentes- cuyas consecuencias serán irremediablemente trágicas, como ya lo han sido las crisis que sufrimos. Si no somos capaces de renunciar a este placer morboso que experimentamos cuando nos mienten y nos roban (incluso el futuro de l@s niñ@s y l@s jóvenes). Si no entendemos que nuestras demoledoras (cada vez más) y recurrentes crisis económico-sociales no son repetición sino continuidad y cambiamos el rumbo de nuestro destino, va a ocurrir que, no importa quien gobierne, las cosas seguirán igual. Ahí es donde creo que reside el único cambio posible para torcer el rumbo (¿fatal?) de nuestra historia. De no ser así, seguiremos siendo la antítesis de la Cenicienta que con un zapallo consiguió un reino, mientras l@s argentin@s, dueñ@s de un reino, apenas si comemos zapallo. En octubre hay otra oportunidad. ¿Produciremos otro Misiones, La Rioja, Santiago del Estero, Santa Cruz o Neuquén, o reeditaremos el "voto algo" remedo del "voto cuota de licuadora" que en 1995 habilitó -por el voto popular, o sea, el de la mayoría de nosotr@s- la continuidad de la mafia que, de la mano de Menem, arrasó con el estado mismo? Gracias a este individuo, en la Argentina todos somos –entre otras cosas- culpables (o al menos sospechosos) mientras no se demuestre lo contrario. El principio de inversión de la prueba ("Toda persona es inocente ante la ley hasta tanto se demuestre lo contrario), de saludable aplicación en el ámbito del fuero penal del derecho, era utilizado cínicamente por el entonces presidente para cubrir la permanencia en los cargos de sus funcionarios acusados de actos de corrupción, ignorando que en el manejo de la cosa pública -que es "la cosa" de todos y no "la cosa" de nadie- lo que precisamente es necesario demostrar permanentemente es la propia honestidad y capacidad . Parece que el patético recurso mantiene su vigencia todavía. Es el mismo Menem que en 2003 -no lo olvidemos- desertó de la segunda vuelta electoral pero ganó en la primera contra Néstor Kirchner… también por el voto popular, o sea, el de la mayoría de nosotros. El presidente Kirchner asumió entonces la presidencia con el veintitantos por ciento de los votos obtenidos en primera vuelta electoral, gracias a la deserción del señor Menem. Dos años mas tarde, las elecciones legislativas legitimaron su presidencia con el triunfo por el voto popular –o sea, del de la mayoría de nosotros- de su esposa, electa senadora por la Provincia de Buenos Aires (en un enroque con su cuñada, la apedreada Alicia Kirchner, actual senadora por Santa Cruz en reemplazo de su cuñada, Cristina Fernández, actual primera dama, senadora y pretendiente al trono) por haber nacido en la Ciudad de La Plata y por la oportunista reivindicación de su condición de "platense" aunque dudo que sepa –después de décadas de vivir en Santa Cruz y en Olivos- desplazarse por "su" ciudad como no sea en un taxi local, o en coche oficial conducido por un chofer platense de verdad. Triunfaron también en muchos distritos electorales las listas de legislador@s pertenecientes al oficialista Frente para la Victoria, y estos triunfos -alcanzados por el voto popular, o sea, por el de la mayoría de nosotr@s- parecen haberle otorgado títulos al presidente para cometer toda clase de abusos y maltratos a quienes osamos pensar diferente que él… ¡Qué osadía pretender en este limitado espacio tratar temas tan vastos y tan complejos! Pero puede que alguna idea creativa se dispare en cualquiera de nosotros y podamos difundirla ¿no? Mientras tanto, para no aburrirnos en la espera de los próximos pasos de la pareja reinante, su corte y "opositores", juguemos un rato de la mano de tantos ingenieros y licenciados -verdaderos y de los otros porque tenemos de todas las clases- a dos juegos dialécticos que son clásicos entre nosotros: - Al Gran Bonete se le está perdiendo un país y dice que Jaurena lo tiene. -¿Sho, señor? -Si, señor. -No, señor. -Pues entonces ¿quién lo tiene? -La Betty Boop. -¿Sho, señor? -Si, señora. -Nooo, señor. -Pues entonces ¿quién lo tiene? - .... (completar la secuencia de -aproximadamente- veinte millones de bostantes) O a ese otro jueguito, tan argentino: Al Don, al Don, al Don Pirulero (¿o era Antón?), cada cual, cada cual, atiende su juego y el que no, y el que no una prenda tendrá.
NOTA: he tratado de respetar la cuestión de género en la redacción de este trabajo, en primer lugar porque estoy convencido de que debe atenderse seriamente esta cuestión. Además, porque queda visto que la corrupción en la Argentina, ya no es “cosa de hombres”. Afortunadamente van quedando pocas “cosas de hombres” o “cosas de mujeres” en el mundo y, progresivamente, todo nos va concerniendo a tod@s. . Pido disculpas si, por mi impericia como escritor, se me han escurrido errores al respecto…y respecto de otras cuestiones.