De Todo Bastante

Compartir mis impresiones sobre lo que pasa a mi alrededor.Si alguna vez logro instalar una sonrisa, una emoción o contribuyo a sembrar o cosechar una idea, sentiré que este espacio se carga de sentido. Este blog no tiene posición política partidaria, al igual que su autor. Por lo tanto, se publicarán textos con cualquier orientación al respecto, siempre y cuando los considere de interés para compartir.

Nombre: JTONIG
Ubicación: Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Jorge A. Jaurena Nacimiento: 23/11/1949 en Buenos Aires, Argentina.

18.10.06

Una Sociedad sin Angeles

Los episodios de violencia de ayer, 17 de octubre de 2006, durante el traslado de los restos del ex presidente Juan Domingo Perón a la localidad bonaerense de San Vicente, ha puesto blanco sobre negro para mi una vez más, el proceso de descomposición social que vivimos en el país al que -en mi opinión- el líder, su movimiento, su heredero el pueblo, la política en general y las fuerzas armadas como nadie, hemos contribuido generosamente. Ese hombre egocéntrico que fue Perón no podría haber dispuesto otra herencia política que esta gelatinosa pretensión de legitimidad que se disputan estos personajes impresentables y enemigos entre si, responsables de una violencia que estalla en cualquier oportunidad de festejo, protesta o conmemoración. Una vez mas, la ausencia del estado de aquellos ámbitos en donde no debería faltar, posibilitó un episodio bochornoso de violencia que ni la presencia de los restos del líder pudo frenar.
Una de las razones por las cuales creo que el peronismo representa como nadie a la mayoría del pueblo argentino, es esa facilidad para arribar a situaciones de violencia lo mismo en un partido de fútbol que en una manifestación de reclamo. En mi opinión, la argentina es una sociedad violenta porque está en carne viva y no voy a enumerar –por considerarlo innecesario- los acontecimientos violentos de los que tomamos conocimiento cotidianamente, no solo por los medios de comunicación sino por sucesos ocurridos a personas cercanas. Esta sociedad argentina de hoy es violenta con una violencia estéril, superflua, frívola y sonsa; como un niño malcriado y caprichoso grita y patalea , pero esos berrinches tienen consecuencias mucho mas graves, desde luego. Violencia ruidosa e impotente, despojada de grandeza por la misma mezquindad de las causas que la desencadenan. Violencia que destruye lo que encuentra a su paso, pero que no busca construir absolutamente nada. No es un dato menor que se conmemorara lo que el propio movimiento bautizó "día de la lealtad peronista" al tiempo que se trasladaba el cadáver de su fundador y líder a lo que se supone será su destino permanente. Digo se supone, porque todos sabemos que en nuestra sociedad el destino de los cadáveres célebres padecen un destino incierto. ¿A qué, a quien o a quienes son leales hoy los peronistas? ¿Al recuerdo de una pareja de líderes políticos a quienes los que ayer repartieron garrotazos, tiros y pedradas, ni siquiera llegaron a conocer sino a través del relato -en contra o a favor- de otras personas, por una simple razón de edad? ¿A su memoria? ¿Al pueblo que los vota aún cuando han arriado todas las banderas que fueron la razón de ser de su movimiento? ¿Qué, quien o quienes –estructuras o personas- encarnan hoy efectivamente al peronismo? ¿Qué modelo de sociedad propone el peronismo para el país? ¿El de Menem, el desconcertante modelo del presidente Kirchner?... Tal vez en la respuesta de estas y otras preguntas estén las razones de la pérdida de consenso peronista aún en torno de sus iconos mas representativos. No soy afecto a los fastos mortuorios, por lo tanto no voy a construir un discurso melodramático en torno del cadáver de Perón. Pido disculpas por la referencia a lo personal, pero mal podría hecerlo cuando no conozco la tumba de mi madre a pocos días de cumplirse cuatro años de su fallecimiento. Una tumba representa para mi el último reducto de intimidad del cuerpo de alguien; alguna vez han sido y ya no son, o ya no son lo que fueron. Solamente por eso su profanación me parece criminal y un agravio innecesario, fundamentalmente a quienes reconocen en esos restos humanos un objeto reverencial. Es probable que las personas "corrientes" se diferencien de los "grandes" hombres y mujeres por no reconocerles trascendencia a sus propias obras. Viven y mueren conscientes de que millones de personas hicieron lo mismo que ell@s hicieron. Otr@s en cambio se destacan de entre sus congéneres y son recordad@s y homenajead@s incluso por sus errores. A los errores de est@s hombres y mujeres se les adjudica una épica por la cual sus acciones, que han tenido influencia sobre tantas vidas y han causado tantas muertes, se consideran necesarias para la culminación de su obra trascendente. Much@s de quienes l@s sobreviven proceden en consecuencia, ya sea por idolatría o porque conviene a sus intereses. Aquel "cinco de los de ellos por cada uno de los nuestros" (y otros parrafitos parecidos) arrojado desde el balcón hacia la plaza desbordada por la presencia de argentinos para quienes Perón era "como un padre", ha echado raíces seguramente y está allí, depositado en el inconsciente colectivo como los restos de un naufragio histórico que solo se deja ver cuando la marea baja. Entonces se desata el maremoto del odio indiscriminado que no se detiene siquiera ante la presencia del féretro en el que ni se sabe con seguridad si está -pero en el que debería estar- el cuerpo del líder que ya no es. El cuerpo de ese padre que nunca fue porque en realidad, nunca se hizo cargo. El líder que trasciende es el que genera ideas fuerza que vencen la inmediatez de la coyuntura histórica que le tocó en suerte protagonizar y su propia humanidad mortal. Perón supo mover las piezas del ajedrez de la historia argentina con oportunismo para su propio beneficio, pero murió rodeado de personajes siniestros y con su movimiento político en desintegración y en rebelión contra su propia figura. Surgió políticamente porque en su momento supo ver el vacío existente en una sociedad ninguneada por los patrones de estancia la mayoría de los cuales, no obstante haberlos protegido del avance marxista, persistieron en su ciega altanería y lo despreciaron y despreciaron a su esposa. Generó cambios profundos que mejoraron la participación del sector trabajador en el producto de la economía argentina y en las condiciones de trabajo, pero no dejó un cuerpo político que continuara su obra. Creo que el líder debe trascender hacia la historia, de lo contrario solamente una figura circunstancial, providencial a veces, que protagoniza solo un tiempo y un espacio limitados de la historia, no "la historia". De haber seguido vigente el liderazgo de Perón después de treinta años de fallecido, lo de ayer no se hubiera producido. De haber habido verdaderos peronistas presentes, esos episodios que rozaron la profanación hubieran generado una defensa furiosa de la dignidad del momento, y tal vez una tragedia que hoy estaríamos lamentando. Si un grupo de forajidos surgido del seno de una sociedad necrófila como la nuestra es la fuerza de choque de una casta de delincuentes sindicales y punteros políticos en presencia del cadáver del “gran hombre” y al grito de “viva Perón”, ¿es porque a esta sociedad ya no le quedan ángeles, pero tampoco ha expulsado sus demonios? ¿O será la violencia la verdadera forma de evocación de la figura de Perón en el imaginario de una gran parte de este peronismo sin Perón? He visto y escuchado en un documental al propio general Perón decir que la masa pone el músculo y es responsabilidad de "nosotros los dirigentes" aportar el cerebro. Ayer se puso una vez mas en evidencia que no quedan dirigentes ni cerebros capaces de conducir la masa. Ojalá nunca vuelva a permitir el pueblo que se lo conduzca como masa. La masa es amasijo de voluntades en el que las subjetividades quedan soterradas y subordinadas a los designios de otros. Tomemos un trozo de masa y tratemos de identificar con precisión la harina, el agua y la sal. Seguramente no podremos; seguiremos viendo un cuerpo que cambia fácilmente de forma y consistencia y que terminará siendo aquello que la mano que lo moldea quiera que sea. No será: se dejará ser. Bien está la conciencia del pueblo, la unión del pueblo, no ese pegoteo donde hasta el pensamiento es conducido a control remoto. ¿Cual será el recuerdo de este día de la lealtad que tendrán los niños que ayer fueron rescatados a los tirones por sus padres de la estampida de las bestias? Creo que sus padres deberían explicarles primero qué significa el término lealtad y decirles de paso, que no cualquiera ni cualquier cosa son merecedores de su lealtad, porque la lealtad es una virtud humana de las mas altas.
No deberíamos dejarlos expuestos a que el día de mañana cualquier aventurero se haga acreedor de su lealtad. Eso nos pasó a muchos de mi generación y de la generación siguiente...mire cómo nos va. Jorge Jaurena
Buenos Aires, 18 de octubre de 2006