Días de Reflexión
No podía cerrar la semana sin hacer mención de dos de los tres acontecimientos -en mi opinión- más trascendentes de la historia argentina del siglo XX y que se conmemoran en estos días: el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 y la invasión a las Islas Malvinas y Sandwich del Sur del 2 de abril de 1982. El otro acontecimiento es, sin duda alguna para mí, la recuperación definitiva de la democracia el 10 de Diciembre de 1983.
El golpe de estado fue, sin atenuantes, un episodio de sedición vergonzosa, causante de uno de los dramas más siniestros que puedan afectar a un país: el terrorismo de estado.
El segundo, fue producto de la mente afiebrada de los mismos que, seis años antes habían usurpado el poder político y que intentaron perpetuarse en el poder con una victoria militar -nada menos que contra la OTAN- que disimulara el inocultable deterioro del régimen militar en el ámbito interno e internacional.
¿Habremos aprendido los argentinos de estos dos episodios desdichados y vergonzosos el valor de la democracia como el sistema más apto para convivir en libertad?
¿Habremos escarmentado hasta disuadirnos de proceder como matones para conseguir lo que deseamos y lo que por justicia nos corresponde? En este último punto, creo que debemos recorrer un largo trecho todavía.
¿Habremos reflexionado sobre nuestra capacidad de producir héroes-víctimas como los que resultaron como consecuencia de la lucha armada, la represión y la guerra de Malvinas?
Esta Argentina todavía marginal no deja de cobrarse vidas inocentes. La indiferencia política y social produce tragedias como Cromañón, la inseguridad, el gatillo fácil y la desnutrición. Dramas sociales como la pérdida de la cultura del trabajo por personas que ya son padres de una generación a la que no están en condiciones de inculcar esa cultura; o la falta de un sistema educativo que garantice igualdad de oportunidades para todos los sectores sociales; o un sistema de salud pública desquiciado, que más que curar contribuye a enfermar a quienes necesitan acudir a él.
Dediquemos algunos instantes de esta semana que se avecina pletórica de feriados a reflexionar sobre cuánto hemos aprendido de nuestras tragedias pasadas y cómo daremos solución a los problemas que aún nos aquejan. La marginalidad, el hambre y la falta de salud y educación nos involucran a todos. En la naturaleza las fuerzas tienden a equilibrarse de una u otra manera, en lo social, aunque se note menos, también.
Felices Pascuas, a pesar de que falta todavía para que la casa esté en orden.
Jorge Jaurena
Marzo 2007
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