De Todo Bastante

Compartir mis impresiones sobre lo que pasa a mi alrededor.Si alguna vez logro instalar una sonrisa, una emoción o contribuyo a sembrar o cosechar una idea, sentiré que este espacio se carga de sentido. Este blog no tiene posición política partidaria, al igual que su autor. Por lo tanto, se publicarán textos con cualquier orientación al respecto, siempre y cuando los considere de interés para compartir.

Nombre: JTONIG
Ubicación: Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Jorge A. Jaurena Nacimiento: 23/11/1949 en Buenos Aires, Argentina.

14.3.07

De Pérdidas y Encuentros

Es sabido que los seres humanos no valoramos a conciencia las cosas importantes de nuestra vida, hasta que por ahí, por una zancadilla de la suerte, el destino, Dios, o vaya uno a saber, las pierde definitiva o transitoriamente. Que a uno le extraigan un órgano por primera vez recién a los cincuenta y siete años es una verdadera suerte pero, por esa ley fundamental de la vida que equilibra para que lo que nos pasa (mucho habría para pensar sobre el "nos pasa") no sea del todo bueno ni del todo malo, lo que nos permite mantenernos haciendo permanente equilibrio entre este mundo y...lo que sigue si es que sigue algo; esa ley fundamental les decía, me arrojó al quirófano el 31 de enero de 2007 por la noche, con tres diagnósticos posibles: apendicitis aguda (el que, afortunadamente, resultó el correcto), divertículos o un tumor en el recto. Así nomás me lo dijeron. Acto seguido me sacaron la ropita, me pusieron un camisolín ridículo, me subieron a una camilla y, con la imagen de Marcos esforzándose por no llorar, comenzó ese extraño camino hacia el quirófano, acostado boca arriba, viendo desfilar las luces del cielorraso hacia atrás, como si uno estuviera viajando de noche en un tren que se desplaza caído de costado. En ese momento, no experimenté sensación alguna de miedo o inquietud; no es que me las quiera dar de valiente, pero tengo la sospecha que así como el exceso de dolor físico suele provocar una anestesia natural y momentánea, también la psiquis -en momentos críticos- debe generar algo similar para que el pánico no nos haga huir corriendo del Hospital Británico, a las diez de la noche y en camisolín (imagen grotesca si las hay). Creo que pocos lugares debe de haber tan desolados como los corredores que conducen a un quirófano, al menos a esa hora de la noche en que el personal y la actividad son los mínimos indispensables. En el trayecto solo atiné a pensar con más estupor que miedo, que al despertarme de la anestesia a la que seguramente me someterían, podría llegar a escuchar algo así como una sentencia de muerte. Vino luego el sueño profundo, negro y absolutamente silencioso provocado por la anestesia. Al despertar, vi los ojos ansiosos de Marcos, Graciela y Leonardo fijos en mi cara, y escuché varias voces que atropelladamente me decían que todo había pasado, que estaba todo bien y que ya estaba en la habitación. Probablemente algo dicho por los médicos había escuchado con anterioridad, porque recuerdo que por toda respuesta a tanto amoroso estímulo, les dije con tono que recuerdo firme y tajante: "no tengo cáncer". Lo primero que supe cuando las nieblas de la anestesia se fueron disipando, fue que esos tres pares de ojos queridos eran los esenciales en mi vida. Esas tres miradas, esos tres rostros -de entre los muchos ojos y rostros queridos con que cuento en mi vida, afortunadamente- son los que espero ver por última vez cuando me toque partir. Porque en esta oportunidad no me tocó, pero alguna vez, como para todo el mundo, será mi turno de perder la vida...o encontrar la muerte (como dice mi amigo Ricardo); dos cosas que parecen tan opuestas y, sin embargo, son lo mismo.

1 Comments:

Blogger ajlopez said...

Bienvenido el post del blog, y son varios seguramente, los que se alegran de tu vuelta, y de tu recuperación.

Así es: la vida pasa. Y en cualquier momento nos pasa algo más que la vida, su final. Ya en alguna clase de filosofía que compartimos, se trató el tema de la vida, y de un tabú social, la muerte. Como entonces, creo que muchas actividades humanas están destinadas a ocultar el destino final, la muerte: la búsqueda de fama, de placer, hasta de felicidad. Son sólo espejitos de colores, para ocultar el final inescapable. Siempre me pregunto: qué haría cada uno de nosotros si supiéramos la fecha de nuestra muerte?

Pero basta de comentario tan (aparentemente) lúgubre, alegría! Bienvenido a la vida, Jorge! Recordaría las palablas de Beto Casella: "la vida son tres días, ya pasaron dos..." :-)... Hoy nos vemos en filosofía...

7:00 a. m.  

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